lunes, 21 de septiembre de 2009

Rock que se ve y se siente

Muestra “20 Bandas Orientales del Siglo XX”

Lo primero que impresiona de esta serie de láminas es el uso del color. Al fin y al cabo, el colorido que ilustra cada historia probablemente sea el marco ideal para expresar la amplitud del rock nacional. Una fusión y confusión de estilos que solo puede asociarse con este arco iris gráfico que cubre las paredes del Espacio Cultural San José.

Por Diego Sebastián Maga
Una vez dentro de la muestra “20 Bandas Orientales del Siglo XX”, lo primero que llena los ojos –antes que los oídos- es el colorido de las láminas dispuestas en el salón. Una explosión de color que probablemente sea la mejor forma de recrear visualmente la amplísima paleta de colores que cabe en cuatro décadas de rock uruguayo.
Escuchando canciones como “Biafra” de Tótem” o “Flores en mi tumba” de “Traidores”, vaya a saber por qué razón emprendí el giro por la exposición al revés; es decir, por el final.
Siguiendo las agujas del reloj, la primera de las historias que pude ver (entre imágenes y textos) fue la de “Peyote Asesino” (1994 / 1999). Pionera del rap nacional, esta banda fue tan revolucionaria como incomprendida en su tiempo (aunque fuera producida por Gustavo Santaolalla).
Igualmente, el último eslabón de esta cadena es el más adecuado para –de un simple vistazo- conocer el pasado, estar al tanto del presente y distinguir el futuro de un movimiento que no para.
Allí, junto a la discografía de “Peyote” se dejan ver nombres como los de Fernando “L. Mental” Santullo, Juan Campodónico y Carlos Casacuberta. El primero de ellos, acaba de editar un disco de “hip hop” con sobradas razones para ser el álbum del año.
Santullo (una especie de “payador electrónico del nuevo siglo”), juega con las estéticas sonoras y presenta canciones como “Quien”, “No juego más”, “Intacto”, “La humedad” y “Amargo letargo” para volver a salpicar el lienzo con nuevas pinceladas de talento.
Después, sus compinches Campodónico y Casacuberta son considerados dos de los más grandes productores de la música latinoamericana actual. Poniendo su cerero y sensibilidad al servicio de “Bajo Fondo”, “Cuarteto de Nos”, Jorge Drexler, “La Vela Puerca” o “No te Va Gustar” consiguieron unos cuantos sacudones sísmicos combinando -con buen gusto y sin prejuicios- música electrónica, tango, folclore, candombe, bossa nova, pop y –por supuesto- rock. Superposición de texturas y tonalidades que marcaron otro salto evolutivo en la MPU y continental. Con una perfecta mixtura entre tecnología y tracción sangre, tradición y vanguardia, ayer y hoy, probaron al Uruguay y al mundo que la modernidad no está reñida con el pasado.
Con esta premisa, se hizo más fácil continuar por este itinerario musical que me llevó por la vida y obra de “Abuela Coca”, “Trotsky Vengarán”, “La Trampa”, “Níquel”, “Cuarteto de Nos”, “La Tabaré”, “Los Tontos”, “Los Estómagos”, “Opa”, “Psiglo”, “Tótem”, “Días de Blues”, “El Kinto”, “Los Mockers” y “Los Shakers”.
Un arco iris que sigue abierto para ser coloreado por las futuras generaciones de músicos uruguayos…