domingo, 13 de mayo de 2007

Obras inflamable

“Gracias por hacernos cumplir el sueño de tocar acá solos”, exclama un emocionado Emiliano Brancciari promediando el show. Es que, a tres años del desembarco de No Te Va Gustar en Argentina, ver el templo del rock de bote a bote y con la gente cantando y festejando cada tema que interpretaron, es una medalla que no muchas bandas se pueden colgar.

Casi tres horas de show, como le gusta a ellos, y treinta temas que se repartieron entre los quince de Todo es tan inflamable y el resto de los tres disco anteriores, más dos intervalos que sirvieron para mostrar en las pantallas ubicadas al costado del escenario, fragmentos de la preparación y grabación del sucesor de Aunque cueste ver el sol.

No Te Va Gustar es una mezcla rara de estilos, que por eso no deja de ser efectiva y atractiva, y que a la vez, es su sello característico. Durante el show pasaron por el rock, el reggae, ska, chacarera, algunas baladas y el típico candombe charrúa. Eso sí, siempre acompañado con buenas melodías y letras que tienen algo para decir y van más allá de la minita que los dejó o la birra que se tomaron con los pibes del barrio.

Esos fuertes vientos que soplan. Párrafo aparte para los bronces de la banda. Martín Gil (trompeta), Denis Ramos (trombón) y Mauricio Ortiz (saxo tenor), suenan ajustados, precisos en cada intervención y llevan la melodía en varias canciones. Además, ellos son los que permanentemente bailan, saltan y arengan al público. Mientras Emiliano, guitarra en mano y tal vez algo tímido, permanece más estático al frente del escenario.

Los acordes de Verte reír, cuando apenas comenzaba el show, dieron pie a la primera gran explosión en Obras. Luces al público y todo el estadio cantando (escena que se repitió en varias oportunidades). Luego llegó el turno de presentar a los invitados: Mateo Moreno volvió a ser un NTVG por un rato (ex bajista de la banda), cantó Eskimal y tocó la guitarra en varios temas y Tito Fargo, productor del último disco, tuvo su participación arriba del escenario.

Así pasaron No hay dolor, Ya Entendí y varios hits más. Las viejas canciones se mezclaban con las del último disco. Poco antes que comenzara el tramo final, llegó el turno de Clara y Emiliano le dedicó el tema a su papá, que subió al escenario a abrazarlo, lo que provocó que “los vientos” se hicieran cargo de la letra, ya que Brancciari muy emocionado no pudo cantarla. Luego, una falsa despedida con Más Feliz y tres bises para terminar bien arriba el show: Pensar, Al Vacío y No era cierto.
A paso firme No Te Va Gustar se ganó al público argentino. A la presentación del cuarto disco se sumó “el sueño de llenar Obras ellos solos”. Es una banda que crece cada vez más y seguramente en poco tiempo este estadio le quedará chico. Tienen con que hacerlo
Fuente::Rock&Pop