viernes, 1 de junio de 2007

Quieren estar de “vivos” y no los dejan

Las bandas emergentes casi no tienen donde tocar

No hay dos opiniones: la acelerada multiplicación de bandas es inversamente proporcional al número de espacios disponibles para tocar. En consecuencia, cada día de sus vidas, muchos pibes se gastan los dedos dándole a la viola, en el cuarto o en algún galpón, con el sueño de descocerla en un concierto que jamás llega..

Por Diego Sebastián Maga
Es decir, el estado de cosas termina privándolas (a las bandas) de darse a conocer y privándonos (a los espectadores) de que conozcamos lo que se cocina entre las nuevas camadas de músicos. De saber que intentan. De donde vienen. A donde van. Que influencias tienen. O qué de especial tienen para, en un futuro, tener arrastre popular e influenciar a otras colegas.
Si bien es cierto que el rock uruguayo atraviesa por el mejor tramo de su vida, no es menos real que este ciclo vital tiene aún mucho margen de evolución. Entre los avances, nadie puede ignorar que esta era tecnológica puso la grabación de un CD al alcance de la mano. O de los dedos: esos que ejecutan el “doble clic” para tener acceso a una consola digital en la que registrar canciones y experimentar como si estuvieran internados en un estudio de grabación profesional. Este laboratorio sonoro está abierto prácticamente para todos y esto es súper estimulante. Aunque, no podemos perder de vista (o de oído) que la verdad de la música sigue siendo el “vivo”. Ese instante único e irrepetible de pisar un escenario (con las seguridades e inseguridades que ello implica). Ese lapso en que se dispara la adrenalina propia de la inmediatez: esa vibración que se origina en el músico cuando toca ante el público (masivo o superior al número de pibes que caben en el galponcito del fondo). Esa experiencia límite de estar entre el hallazgo sobresaliente o la pifia irremediable. El efecto inigualable del “aquí y ahora”.
Por el momento, lo único que tendió a corregir las cosas, aunque más no sea levemente, es el festival organizado en el Parque a fines del 2006 que –según la información en nuestro poder- se repetiría este año y algún que otro ciclo que se abre –no con la frecuencia deseada- en los boliches nocturnos de la ciudad. Idea en la que –con buen pulso- reincide “Basilón” (cuya información desarrollamos en el recuadro adjunto).
Solo queda esperar, entonces, que se continúe en esta línea de difusión para no dejar pasar esta efervescencia actual con chicos que –vía sonora- quieren comunicar algo. Algo que tal vez sintonice con todos; siempre y cuando se los deje “estar de vivos”.

Viernes alternativos
El ciclo que se abre esta noche en “Basilón” viene a revertir parcialmente este vacío de escenarios de rock. El boliche (que siempre tiene una pista exclusivamente destinada a la música electrónica y rocker), presenta durante este mes una programación “en vivo” que pondrá ante la gente y hará sonar a cuatro bandas emergentes del ambiente. La movida irá en sucesivos viernes después de la medianoche.
El primer toque será de “Pueblo Viejo”. El cuarteto alternativo maragato va a presentar hoy las canciones que componen su primer disco oficial, de reciente edición (“Nueve Neo – Ensayos”) y viejos temas de sus demos (“Conozca Pueblo Viejo” y “Los Astronautas”).
Semanas atrás, estrenaron sus últimos temas en el Club San José, después de unos cuantos meses sin tocar en la ciudad. PV, viene de ser nominado (en las ternas definidas por voto popular) a “Mejor Página Web” y “Artista del Año”. Las entradas (comprándoselas a la banda) tienen un valor de 20 pesos (mujeres con trago de regalo y los hombres –entrada, más 50 pesos- una cerveza).
A continuación de PV llegarán “Puntos suspensivos” (8 de junio), “Graffitis” (15) y “Nada Normal” (22).